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Opinión

Prensa hidalguense lavando dinero

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Economía Versus Política

César Peña

De enero a agosto del 2018, la Dirección General de Comunicación Social del Gobierno del Estado de Hidalgo, entonces a cargo de Luis Enrique Cruz Ramírez, utilizó a los medios de comunicación para lavar dinero proveniente de origen desconocido.

                En este lapso, el segundo año de Omar Fayad Meneses, se realizaron  pagos a los medios de comunicación dados de alta en el Registro de Proveedores y con contratos con Gobierno, sin facturas de por medio y sólo firmando hojas sin membrete ni razón social, sólo para comprobar que se estaba entregando el recurso.

                  Se erogaron cerca de 20 millones de pesos por mes, dando la cantidad de 160 millones de pesos en los ocho meses descritos, luego de la sequía de un primer año en que no se entregó un solo peso a la prensa y se decretó, como hacía un sexenio atrás, una austeridad propia de quienes entraron si encontrar un solo peso de sus antecesores, acostumbrados a llevarse todo lo que podían y endeudar al estado para costear onerosas campañas.

                Como se venía de esta sequía de recursos, no hubo quien le rehuyera al dinero en efectivo que se entregaba en las propias oficinas de Comunicación Social, sin importar si era legal o no. La mayoría apelaba a su necesidad de pagar gastos, oficinas, nóminas y sobre todo, comer.

                El sexenio más ruinoso para la prensa estaba en marcha. Nadie sabía hasta donde llegaría esta relación entre Gobierno y Medios de comunicación que comenzaba a oler fétido tras años de matrimonio convenenciero y hasta masoquista.

                Esta entrega de dinero en efectivo que hacia la administración fayadista, se parecía mucho a los viejos embutes, al innombrable “chayo” a los que el Gobierno acostumbró a los periodistas por ser cómplices o callar. A muy pocos les parecía anómalo recibir de esta forma la publicidad institucional.

                Por supuesto que Luis Enrique Cruz ni nadie en el gabinete aclararon la razón de entregar así los pagos ya que era ganancia para la prensa recibir algo de recursos de su principal proveedor como lo era Gobierno Estatal. Replicar o cuestionar implicaba salir de la “lista” y vérselas negras por los restantes cuatro años, en que la prensa fue tratada con el zapato y envilecida de la peor manera como lo expondré próximamente en mi libro titulado “2016-2022 Degradación y humillación de la prensa hidalguense”.

                La prensa hidalguense, acomodaticia, fragmentada y poco autocrítica, gozaba de cierto prestigio que fue liquidado hasta convertirla en pordiosera y ya no cómplice por acuerdo, sino por sometimiento al grado de ponerla a lavar dinero.

*  Escritor, periodista y economista