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Eduardo Lorenzo, el cura pederasta que se suicidó para evitar la justicia

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Buenos Aires, 1 de febrero.- Eduardo Lorenzo, el cura pederasta que se suicidó para evitar la justicia. A unas horas de que  la jueza Marcela Garmendia había ordenado su detención, el sacerdote escapó por la puerta falsa en las oficinas de Cáritas de La Plata, en Argentina.

Carismático, incluso, imagen del catolicismo de aquel país, nadie se podía imaginar que detrás de este hombre sonriente se escondía un depredador sexual, que por tres décadas abuso de niños.

La decisión de su detención que nunca se dio la tomó la magistrada en base a su  perfil psicológico, hecho por peritos oficiales, que decía que  Eduardo Lorenzo poseía una “estructura psicopática perversa de la personalidad”.

Estaba acusado de abuso sexual con acceso carnal agravado contra al menos cinco víctimas, todas varones, todas menores de edad, por hechos ocurridos al menos en los últimos tres años.

Sin embargo, los hechos hablaban de que por lo menos en las últimas tres décadas había hecho lo mismo, ya sea en la Iglesia, ya sea usando los grupos de boys scouts.

Eduardo Lorenzo  nació el 21 de enero de 1959, era un personaje simpático, acepatdo por la sociedad de tal suerte que hasta aparecía en programas televisivos, hablando de Dios y paradogicamente, de la defensa de la familia.

Fue descubierto in fraganti por gente de Cáritas, que denunció el hecho al 911. La Policía platense arribó al lugar a las 22 y pidió auxilio al SAME. El sacerdote estaba acostado en el suelo de su habitación, con un arma a su lado.

Lorenzo, acusado del delito “abuso sexual con acceso carnal agravado”, no iba a ir preso todavía por falta de estudios psicológicos.

 Alfredo Gascón, abogado defensor del cura, que fue capellán en el Servicio Penitenciario Bonaerense, había presentado un pedido de eximición de prisión a Garmendia, quien en el mismo fallo en el que ordenó detener al sospechoso rechazó este requerimiento.

“Cada minuto de demora en la efectiva detención al cura Lorenzo agrega un capítulo de escándalo en la Justicia platense. La jueza Garmendia finalmente, tras decenas de pedidos de detención, la dispuso, y sin embargo no la ejecuta y lo eleva a Cámara, agravando el riesgo de fuga y el peligro concreto de que Lorenzo eluda la investigación”, había dicho  a la agencia  Infobae, Juan Pablo Gallego, abogado de una de las víctimas.

La detención se activó, al menos en la formalidad, dos semanas después de que declarase ante la fiscal Medina la quinta víctima de Lorenzo, un hombre de 44 años, empresario gastronómico, que aseguró que fue abusado por el sacerdote a principios de la década del 90, cuando él tenía apenas 16.

“Gustavo”, un nombre ficticio elegido para no revelar su verdadera identidad, contó que el sacerdote lo obligaba a hacerle masajes, lo emborrachó e intentó besarlo en la boca. “Me pedía que le hiciera masajes en la espalda y me subiera arriba de él”, relató el lunes 3 de diciembre en los Tribunales de la capital bonaerense y varias veces tuvo que interrumpir su testimonio, presa de la conmoción y el llanto.

En su testimonio afirma haber sufrido  abusos por parte de Lorenzo entre 1991 y 1992 en la parroquia San José Obrero, de Berisso, y en la iglesia San Benito, en Olmos. El hombre contó que conoció al cura por su pertenencia a un grupo scout de la iglesia Rosa Mística, en el centro platense: “En ese momento Lorenzo coordinaba todos los grupos scouts a nivel regional y ahí comenzamos a tener una amistad. Al tiempo de haberlo conocido en la Rosa Mística, Lorenzo me invitó a ver grupos de scouts que tenía. Yo iba cada tanto, compartía alguna actividad. Y un día me invitó a cenar a la casa parroquial, que quedaba al lado de la iglesia San José Obrero. Fui y como no podía volver porque era tarde, me ofreció que me quede en una habitación que tenía”.

Pero ese fue tan sólo una historia de las decenas que se comenzaron a integrar en un amplio expediente de decenas de menores que fueron abusados sexualmente por el religioso quien se disparó en la cabeza los últimos días del 2019.

Foto: Infobae

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