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#Opinión La columna #Demens de Hugo César Martínez “Cambiar el yo por el nosotros”

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Es menester reconocer, que existe ya un fenómeno de desempleo, aunado a una seria reducción de ingresos para el mercado “informal” que viene representando el sustento de más del 70 % de los 123 millones de mexicanos y que representa la verdadera columna vertebral del país, por lo cual el confinamiento se puede describir como una total situación “disruptiva” que está alterando la vida cotidiana de las familias del país; como resultado de esta crisis económica, se desarrolla a la par en “comorbilidad”, una crisis “social”, que a su vez entra en contacto, con una crisis de “seguridad”, ejemplo claro es el aumento de robo en sus variantes, el ascenso de los casos de “feminicidios” a consecuencia de la “violencia de género” que en los hogares se padece, donde cabe mencionar el “agresor” se encuentra acompañando la indicación de la “cuarentena”, otro tema interesante (y preocupante) para ejemplificar, es observar cómo las organizaciones del crimen organizado se encuentran en una “reingeniería” de distribución, comercialización, y lucha de “plazas”, generando así, un aumentando en el consumo de drogas en territorio nacional, como consecuencia de la reducción de “demanda” por el cierre de fronteras y bloqueos sanitarios en puertos, aeropuertos y carreteras. Por ello resulta tan importante el actuar “ciudadano”, para atender el reto primordial de “contención” sobre el impacto negativo que esta pandemia está generando en nuestros contextos.

Retomando aquella frase del erudito Tales de Mileto, cuando dice que “el cosmos resurge del caos” es sensato pensar en una “Transformación Social”, (pero no piense usted apreciable lector en esa retórica trillada por algunos infames), requerimos una necesaria “Transformación de Esquema Mental”, que rompa con los tradicionales paradigmas, identificables por comportamientos “eliocentristas” que nos llevaron al escenario del “individualismo”, donde el síndrome del “yoyo” fue el causante de la mayoría de los cánceres sociales, como la marginación, la impunidad y la corrupción, sin embargo ¡no basta, tener “buena voluntad”, como no basta tener un “ingenio”, la relevancia radica en la aplicación eficiente!, en este sentido el uso adecuado de la “buena voluntad” es que logremos consolidar la “solidaridad”, esa que ha salido a flote en diferentes tiempos de nuestro México, y que hoy demanda se vuelva un referente de nuestro comportamiento, a través de un filtro que asegure mostrar “confiabilidad” humana, antes de que se repita un “fraccionamiento” o “divisionismo” de “clases sociales”, la no tan “nueva”, pero sí necesaria propuesta será la instauración de una “conciencia colectiva” donde cada ciudadano debe pensar en ser “persona” antes que cualquier “etiqueta”, debe actuar con disposición en ayudar a sus “iguales” sin esperar nada a cambio, su forma de mostrarse debe guiarse por la “sensatez” y lo “justo”, deberá dejar atrás el “agandalle”, la “marrullería” y pensar sacar “tajo” de cualquier situación, (sí a usted le parece complejo el exhorto aquí plasmado, talvez debería llevar a cabo una introspección) esta persona de nuevo “esquema mental”, debe contar con características de empatía, de resiliencia, y de respeto a su ecosistema.

Debe desterrar el “miedo” que lo agobia ante esta contingencia sanitaria, es momento de colocarnos en el lado correcto de la historia, (y repito, que no suene a retórica populista) es imprescindible “eliminar” nuestro “Yo” para pasar al concepto “nosotros”, es momento de reconocer que cuando ayudamos a los demás, nuestro “ser” se siente gustoso. Como diría Carl Gustav Jung “nada puede ser sacrificado para siempre. Todo vuelve más tarde bajo una forma cambiada, y donde alguna vez tuvo lugar un gran sacrificio debe existir, cuando lo sacrificado retorna un cuerpo todavía sano y resistente, para poder soportar las sacudidas de una gran transformación.”, en otras palabras, debemos estar preparados y reorganizados para atender las secuelas y daños colaterales de esta pandemia, considerar de forma urgente el restablecimiento de la “bases” sociales a través de reglas de “comportamiento”, respetando la libertad de “conciencia” para que al final guardemos en nosotros, esta “memoria” ¡como el día en que la humanidad decidió cambiar!, la tarea será “transcultural”, y “transgeneracional”, sí, es una cuestión de voluntad y constancia, pero tendremos que hacerla.