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Los cinco con más muertes por COVID-19 usan vacunas hechas por China

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Redacción, 11 de Julio.- Gao Fu, director de los Centros de Control de Enfermedades de China, lo había admitido en abril: las vacunas desarrolladas por el país asiático “no tienen tasas de protección muy altas”. Luego se desdijo y trató de reinterpretar su afirmación diciendo que en realidad se refería a todas las vacunas que se están aplicando mundo. Pero claramente se estaba refiriendo a las fórmulas de su país.

“Ahora se considera oficialmente si deberíamos utilizar diferentes vacunas, de distintas líneas técnicas, para el proceso de inmunización”, había dicho Gao en su conferencia de prensa inicial, sugiriendo la posibilidad de aumentar la protección combinando sus preparados con los desarrollados en otros países. De hecho, aclaró: “Todo el mundo debe considerar los beneficios que pueden traer a la humanidad las vacunas de ARN mensajero”, que es la que utilizan Pfizer/BioNTech y Moderna.

No es que las vacunas chinas no sirvan. Hay muchas evidencias de que disminuyen el riesgo de sufrir cuadros graves de COVID-19, que pueden terminar en hospitalizaciones y en muertes. Sin embargo, un repaso de cómo están reaccionando las poblaciones de los países con campañas de inmunización más avanzadas revela que son menos eficaces que otras, como las de Pfizer/BioNTech y Moderna, o la de AstraZeneca.

La comparación entre los países que más vacunaron

Ya hay 37 países en los que la mitad de la población recibió al menos una dosis de una vacuna contra el COVID-19. Ordenados de mayor a menor porcentaje de cobertura, son estos: Malta (83,45%), Islandia (77,61%), Emiratos Árabes (75,2%), Seychelles (72,7%), Canadá (69,27%), Nauru (69,22%), Chile (68,3%), Uruguay (67,73%), Reino Unido (67,32%), San Marino (66,25%), Israel (66,12%), Singapur (65,69%), Holanda (65,26%), Bélgica (64,91%), Mongolia (64,09%), Qatar (64,04%), Bahrein (63,62%), Bután (62,83%), Finlandia (62,09%), Dinamarca (61,9%), España (58,89%), Maldivas (58,86%), Portugal (58,39%), Luxemburgo (58,38%), Alemania (57,79%), Italia (57,78%), Hungría (57,18%), Noruega (55,84%), Irlanda (55,44%), Austria (55,29%), Estados Unidos (54,88%), Suecia (54,7%), Andorra (53,99%), Chipre (53,47%), Francia (52,31%), Liechtenstein (52,2%) y Suiza (52,06%).

Ese nivel de protección permite tener una estimación del efecto de las distintas vacunas para combatir el COVID-19. En promedio, estos 37 países tienen 161 casos diarios por millón de habitantes y 0,74 muertes diarias por millón. Para tener una medida de comparación, en el peor momento de la pandemia, Europa llegó a promediar 383 casos y 7,37 muertes por día.

Estos revelan algo significativo: la disminución es mucho más ostensible en los decesos que en las infecciones. Eso se puede ver en los distintos gráficos que acompañan esta nota. El primero distribuye a las 37 naciones seleccionadas según el porcentaje de inmunización y el promedio de casos diarios por millón de personas. Lo primero que llama la atención es que 13 países, es decir, aproximadamente un tercio, están registrando más de 100 contagios diarios por millón, un número alto.

Por encima de 1.000 hay uno sólo, que es Seychelles, con 1.194. Es uno de los que utilizó principalmente una de las fórmulas chinas, la de Sinopharm, una empresa estatal, la Corporación Grupo Farmacéutico Nacional Chino. Pero muy cerca, con 901 infecciones cada 24 horas, está Chipre, que inoculó mayoritariamente con Pfizer/BioNTech. En tercer lugar, con 607 casos, está Mongolia, que también usó Sinopharm. Cuarto, con 429, está el Reino Unido, que usó casi en la misma proporción AstraZeneca y Pfizer/BioNTech. Quinto, con 315, está España, que vacunó esencialmente con Pfizer/BioNTech.

De modo que al analizar los contagios, no parece haber grandes diferencias entre las distintas vacunas. Pero diferente es el panorama cuando se indaga en las muertes diarias, que es lo que muestra el segundo gráfico. A diferencia del primero, donde se ve a varios países en la parte media del cuadro, 32 de los 37 están apretados abajo, con menos de un deceso diario por millón de habitantes. Es la evidencia más contundente de lo importantes que son las vacunas para salvar vidas.

Lo que también permite visualizar ese gráfico es que las cinco naciones que están por encima de una muerte usaron primordialmente vacunas chinas. Los de mayor mortalidad en este momento son Chile, con 6,18 muertes, y Uruguay, con 6,09. Ambos aplicaron más que ningún otro la vacuna de Sinovac Biotech, un laboratorio privado chino. Los otros tres inyectaron principalmente Sinopharm: Seychelles, que registra 4,36 decesos; Mongolia, con 2,96; y Bahrein, con 1,51.

Tanto Sinovac como Sinopharm usan virus inactivados para provocar una respuesta inmune en el paciente, un método muy utilizado en vacunas. Ambas fueron aprobadas por la Organización Mundial de la Salud, que informa que en ensayos realizados en Brasil, Sinovac tuvo aproximadamente un 50% de eficacia contra el COVID-19 sintomático y un 100% en cuadros graves, mientras que la eficacia de Sinopharm se estimó en un 79% en ambos rubros.

Lo cierto es que esos números provienen de ensayos. Pero la vacunación masiva reveló otras cosas. El caso de Chile es muy interesante. Si bien los contagios bajaron del pico de 382 a mediados de abril a 147 esta semana, se dio la paradoja de que las muertes aumentaron. En enero, cuando todavía no había comenzado la vacunación, la media era 2,39. Ahora es 6,18.

El Ministerio de Salud chileno presentó el 16 de abril un estudio sobre la efectividad de la vacuna de Sinovac que reveló que con una sola dosis la protección es de apenas 3% contra el contagio, pero que 14 días después de aplicada la segunda dosis se eleva a 67 por ciento. Sin embargo, la eficacia para evitar la muerte no es del 100%, sino del 80 por ciento. Eso significa que darse la vacuna reduce significativamente el riesgo de morir, pero hay un 20% de personas vacunadas con las dos dosis que pueden terminar perdiendo la vida.

Son números muy diferentes a los que se registraron en los países que usaron Pfizer/BioNTech. Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, reveló que de las más de 9.000 personas que murieron de COVID-19 en junio, sólo el 0,8% estaban totalmente vacunadas. Israel reportó que la eficacia en mayo de esa fórmula había sido del 98,2% para evitar hospitalizaciones.

Esa diferencia en el margen de protección se ve claramente en Uruguay, donde es verdad que bajaron mucho los contagios después de haber alcanzado un pico de 1.113 en mayo, a 184 esta semana. Pero las muertes, que también están bajando (de 17,5 a 6,09), siguen muy por encima de antes del comienzo de la inoculación masiva, cuando oscilaban entre una y dos.

La vacuna de Sinopharm parece ser un poco más efectiva que la de Sinovac, pero los países más afectados que la utilizaron muestran igualmente datos menos auspiciosos que los que apelaron a otras fórmulas. Seychelles, por ejemplo, donde el 72,7% de la población ya está vacunada con una dosis, tiene más muertes y casos que antes del comienzo de la vacunación masiva. Lo mismo se ve en Mongolia, donde los casos pasaron de 12 en marzo a más de 600 en la actualidad, y las muertes de cero a 2,96.

El que muestra mejores cifras de los cinco es Bahrein, donde tras un máximo de 1.748 casos y 14 muertes pasó a 63 y 1,51. Es casi el mismo nivel en que estaba a comienzos de año.

Lo que se aprecia en los tres países europeos que están entre los de más infecciones en este momento —dentro del grupo de los 37 que más vacunaron, por supuesto— es un fuerte rebrote en las últimas semanas, atribuido sobre todo al avance de la variante Delta, que no se ha traducido en un aumento comparable de los decesos.

En Chipre, los casos pasaron de 58 en junio a 901 esta semana, pero las muertes pasaron de cero a 0,96, cuando en enero, con menos casos —y sin vacunas— estaban en 4,02. En Reino Unido, los contagios subieron de 30 en mayo a 429 ahora, pero los fallecimientos apenas crecieron de 0,16 a 0,38, cuando en el peor momento habían llegado a ser 18,46. En España, donde la disparada de infecciones es más reciente —de 69 en junio a 315 ahora—, no se detuvo el descenso de la mortalidad, que cerró la semana en 0,28, muy lejos de las 10 por día de febrero.

Los datos de Israel permiten comprender que los casos hayan aumentado en estos países pero las muertes prácticamente se hayan mantenido estables. Según los datos recopilados por el gobierno, la eficacia de la fórmula de Pfizer/BioNTech bajó 30 puntos porcentuales entre mayo y junio para prevenir casos sintomáticos —es decir, antes y después de que Delta se vuelva dominante—: pasó del 94,3% al 64%, lo que significa que muchas personas vacunadas que antes no se infectaban ahora sí se infectan. No obstante, la eficacia para prevenir hospitalizaciones apenas cayó cinco puntos en el período: de 98,2 a 93 por ciento.

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