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Curso transformacional, de “crear tu realidad” a una pesadilla

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Notimex

México, 10 de diciembre.- Gabriel S es abogado, era renuente a acudir a cursos de desarrollo humano pero fue tanta la insistencia y la presión de quien lo invitó a un “curso transformacional” que decidió acudir a uno, ese día poco imaginaba que pasaría ahí casi tres años en una montaña rusa emocional.

En entrevista con Notimex explicó que los grupos de desarrollo humano, fácilmente identificables con el lema de “vota cuatro” tienen una manera bien organizada de operar para así asegurar su permanencia, ello, mediante el “enrolamiento”, en el que los participantes de un proceso de este tipo tratan de convencer a toda costa a familiares y amigos para ingresar en estos cursos.

Antes de haber acudido, dice Gabriel, su vida era normal pero tras varios años de estar en medio de uno de estos grupos comenzó a detectar incongruencias, así como tratos denigrantes a quienes acudían; se trata, dijo, de un proceso que va por etapas, una de cinco días y otra de 90.

Vota Cuatro, sé la mejor versión de ti mismo

En la primera etapa, que además tiene un costo de alrededor de ocho mil pesos y horarios poco usuales al comenzar en la noche y concluir hasta muy entrada la madrugada, quienes dirigen estos grupos tienen un trato amable y respetuoso pero con un enfoque tendiente a la minimización y culpabilización de quienes acuden, en esa etapa los “entrenadores”, buscan conocer todos los secretos de los “jugadores”.

“Te van metiendo ciertos chips para hacerte sentir mal, pero aparte te preparan para asegurar que vayas al segundo nivel que está muy de la fregada”.

En ese sentido, detalló que este segundo nivel, que cuesta lo mismo, se trata de un extenso fin de semana en el que los entrenadores, mal llamados coaches, porque ni certificados están, dijo, se dirigen a los asistentes con dinámicas humillantes y lenguaje peyorativo, “finalmente te dañan, te hacen sentir mie.., y es un sufrir constante, empiezas a sentir que toda tu vida había estado mal y ellos se encargan de minimizarte aún más”.

Al respecto, la pareja de Gabriel, quien prefirió omitir su nombre, señaló con vergüenza y lágrimas en los ojos que a ella durante esta etapa la retaron a desnudarse frente a un grupo de más de 50 personas, incluido su hijo adolescente, con un hilo de voz señaló que ese ha sido el peor momento de su vida; sin embargo, dijo, en ese momento la presión para cumplir metas es tan grande que no te das cuenta y eres capaz de cualquier cosa.

“Me sentí muy mal, luego enfrenté a las personas porque me trataron después como una prostituta, insultaron a mi hijo, fue bastante difícil, era tanta la presión que yo no pude más y me salí, pero tiempo después me seguían presionando muy fuerte mediante grupos de whatsapp, querían que regresara toda costa”.

Ella cree que es una manera de mantener a las personas dominadas en el que una especie de titular del grupo verifica los avances de las personas y de no cumplir los retos en algunas de las dinámicas era una retahíla de insultos y críticas severas, lo anterior, incluso a deshoras y mediante mensajes vía Whatsapp, con ello, “no cumplen con la confidencialidad de la información personal, ellos mismos son los que ventilan todo para humillarte”, apuntó visiblemente afectada.

Gabriel , añadió que “quedas en un estado vulnerable y de indefensión total, como si te metieran un chip de estado zombie, todos reciben el mismo trato, desde el que va por problemas maritales hasta de violación, adicción y asesinatos, a todos los tratan igual” .

Quienes llegan al tercer taller, por el que obviamente pagaron sus respectivos ocho mil pesos, y que previamente dieron a conocer sus metas personales deben mostrarlas cumplidas para esa sesión, ello, sumado a la confirmación de asistencia a próximos talleres de cinco personas más, para ese tiempo el trato a quienes acuden es de empoderamiento en el que se les trata como seres superiores a los demás.

Ello, deriva en una separación total de sus núcleos de amigos y familiares, con lo que se asegura que las personas no cuenten con redes de apoyo y estos grupos puedan seguir incidiendo en manipularlos para “enrolar” a más personas y con ello asegurar el negocio, dijo el abogado.

“Invitas a tu familia a que hablen y piensen como tú, y es ahí donde existe el daño, cuando involucras a toda tu familia en estos procesos tan peligrosos”; luego del tercer nivel, continuó, siguen las “maestrías” que en realidad son cursos y programas, que evidentemente tienen un alto costo económico, así como para servir de apoyo para las próximas generaciones que acudan a estos cursos, ello, sin pagarles un solo peso por sus servicios.

Tras darse cuenta del grado de manipulación del que era parte Gabriel no volvió más a estos grupos y comenzó a investigar un poco más al respecto, sin embargo el acoso vía celular e insultos por servicios de mensajería para que volviera no cedieron durante un buen tiempo, incluso al ser cuestionado por el nombre del grupo al que él asistió prefirió omitirlo ante el temor a represalias de compañeros que aún siguen ahí.

“Me di cuenta de que puse mi vida en manos de gente que no está ni preparada, ni siquiera emocional ni mental ni tiene la calidad moral para llegar y tocar las vidas como lo hacen porque esto ha ocasionado infinidad de problemas, no sólo en mí, sino también en gente que he visto, cuando terminan el proceso el mismo proceso les bota en la cara porque quedaron tan indefensos, tan lastimados”.

Lo más peligroso, opinó, es que no existe una regulación para la intensa proliferación de estos grupos, incluso se sabe que ya hay procesos similares para niños y jóvenes, lo que los pone en riesgo debido a que se trata de “entrenadores” que solo tomaron un curso de uno o dos meses cuando una certificación como coach por instancias internacionales puede llevar largos meses e incluso años.

Incluso se sabe que en países como Francia este tipo de prácticas están totalmente prohibidas debido a los efectos nocivos a la salud mental de las personas, “lo que no me perdono es haber llevado a mis hijos y los lastimé” .

Además, puntualizó en que además es muy común que los “entrenadores” se aprovechen del estado de vulnerabilidad de las mujeres y “no sólo de uno, sino de muchos casos en los que las mujeres salen perjudicadas, se relacionan con ellos pero todo el mundo se entera, les hacen creer que son el amor perfecto porque se conocen ahí, yo lo veo como un problema de salud mental y social”, puntualizó.

Todas las personas terminan pasando enteros fines de semana creyendo que ese grupo de personas son su única familia y que quienes no asisten son inferiores a ellos o viven en un “estado nerd”, el cual se maneja como si las demás personas fueran tontas o estúpidas por no acudir estos procesos y pone a los asistentes en un falso estado de superioridad.

Además, se vive un estrés significativo al momento de enrolar a más personas, e incluso vió como muchas se endeudaron hasta el tope pagando procesos de otras para así cumplir con sus metas, incluso él admitió haber pagado mucho dinero para enrolar a más integrantes y prestando dinero a personas en el interior que jamás le devolvieron ni un quinto.

Señaló que al menos él, al “enrolar” a sus familiares y amigos para cumplir con las metas llegó a invertir al menos unos 50 mil pesos, ello sin considerar los cursos de maestría, traslados, gastos de comidas y distintos préstamos que llegó a hacer para que otros de sus enrolados o familiares cumplieran con sus metas de añadir a más miembros del grupo.

Expuso que en estos procesos transformacionales tienen incluso un lenguaje muy específico y términos como “zona nerd”, “enrolado”, “consideraciones” son comunes, ello, sumado a que todo el tiempo se dirigen a ellos con constantes groserías sin importar su condición física, psicológica o estabilidad emocional.

En cuanto a las afectaciones físicas, explicó la pareja de Gabriel, es que al ser sesiones tan largas le tocó ver a personas que se desmayaban, incluso no los dejaban acudir a los sanitarios “si no eres capaz de controlar tu cuerpo menos serás capaz de controlar tu pin…vida”, nos decían.

Entre algunas de las dinámicas destacan la de pegar en una almohada pensando que tus padres, dijo que incluso había quienes las despedazaban y se lastimaban mientras lo hacían; además, las condiciones en las que se realizan las sesiones tienden a propiciar estados alterados de consciencia.

Lo anterior, debido a que por lo general se hacen en espacios cerrados, sin iluminación ni ventilación natural y durante sesiones de extenso trabajo personal sin descanso que duran hasta la madrugada, aunado a que los aires acondicionados siempre están encendidos para que las personas se mantengan despiertas “luego ya no sabes ni qué horas son”.

Incluso, dijo, hay algunas dinámicas, o “griales” en los que los asistentes tienen que disfrazarse de personas en situación de calle, de prostitutas o de cualquier cosa denigrante y así salir a la calle a cumplir con retos para demostrar su capacidad, prácticas que debían concluir sí o sí, y de no hacerlo no podían volver a los procesos y eran señalados fuertemente de no cumplirlos.

Gabriel añadió que son procesos que terminan con la intimidad de la vida de los integrantes e incluso les roban su identidad personal para instaurar una manera de pensar tendiente al “enrolamiento” de las personas, “ninguna de ellas que conocí están bien, todas terminaron jodidas, me di cuenta que no había honor, respeto, ni confidencialidad”, por eso me salí”.

“Agudizan más tus cosas más negras, pero además te enseñan a justificarlas, si volviera a nacer y me volvieran a invitar les mentaría su ma…, es una de las decisiones más malas que he tomado en mi vida, el peor momento de mi vida también ocurrió ahí, en donde evidentemente “no saqué lo mejor de mi vida”, que es el slogan con el que se venden”.

“Couching” coercitivo, ¿sectas o simples cursos transformacionales?

De acuerdo con información recabada por Notimex, en el libro Cómo identificar una secta, del Dr Jorge Erderly, se señala que según la definición socio-jurídica del especialista español José Rodríguez, que retoma el término de “secta destructiva” del psicólogo social Álvaro Rodríguez, una secta es todo grupo que en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento utiliza técnicas de persuasión coercitiva.

Ello, con la finalidad de propiciar la destrucción o desestructuración de la personalidad previa del adepto, aunado a prácticas que ocasionen la destrucción total o severa de los lazos afectivos y de comunicación afectiva del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo, aunado a que en sus dinámicas de funcionamiento los lleven a destruir derechos jurídicos inalienables en un estado de derecho.

De acuerdo con la publicación, el doctor en psicología clínica, Michael Langone,“una secta es un grupo o movimiento, que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea o cosa y que emplea técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar (a sus adeptos); diseñadas para lograr las metas del líder del grupo; trayendo como consecuencias actuales o posibles, el daño a sus miembros, a los familiares de ellos o a la sociedad en general”.

Además, refiere que según el maestro en psicología por la Universidad de Cambridge, Steve Hassan, que además fue adepto de una secta llamada Moon para luego tratar a personas emanadas de estos grupos, determinó que se trata de técnicas de control psicológico.

Lo anterior, explica Hassan en la publicación, con la finalidad de suprimir la personalidad e inhibir el juicio crítico y la libertad de decisión; así, estableció cuatro criterios para detectar la manipulación mental.

Así, detalló que existe un control de la conducta de las personas, así como de la información con la que supuestamente deben contar antes de ingresar a estos grupos y de la que ocurre al exterior de los mismos, aunado a un control de sus ideas y emociones.

En tanto que el psiquiatra y sociólogo Robert Lifton, estableció ocho criterios para detectar un “lavado de cerebro” o coerción psicológica; así, explicó que existe un control de la atmósfera social y de la comunicación humana, lo que se traduce en coartar la comunicación entre los seres humanos a los que se desea controlar y considera también obstaculizar la comunicación del individuo consigo mismo al evitar que cuente con tiempo libre para la reflexión.

Además, se realizan procedimientos de manipulación mística en donde previamente se construyen atmósferas “espirituales” que parecen espontáneas, pero que en realidad son artificiales y están planeadas y estudiadas para producir un efecto.

Otra de las características de un lavado de cerebro de acuerdo con el especialista es la redefinición de un lenguaje, en donde al controlar las palabras de las personas también se controlan sus ideas, lo que se suma a las ideas en los que la doctrina es más importante que la persona, en donde la creencia del grupo rebasa la conciencia individual y la integridad, en cuanto a comprobar resultados.

Además, otras incidencias de una práctica de manipulación es que las personas que son sometidas a ésta es que consideran algunos dogmas como incuestionables, aunado a que existe un importante culto a la confesión pública para luego denigrar y controlar a las personas a través de la información obtenida.

“Se intenta borrar la individualidad para controlar a las personas en masa”; más demandas inalcanzables de perfección con la finalidad de generar culpa y vergüenza entre los adeptos, “la gente es castigada y enseñada a autocastigarse por no llegar a un ideal que de inicio es imposible alcanzar”.

Otra característica de estos procesos de despersonalización es la dispensación de la existencia en donde el grupo decide quién tiene derecho a existir y quién no. “No hay ninguna alternativa legítima, sino sólo el pertenecer a esa organización en particular”.

Así, añadió la publicación, estos mecanismos de manipulación tienen efectos tanto psicológicos como en la bioquímica cerebral para crear estados de inhibición del razonamiento y alta sugestibilidad para controlar la conducta de individuos y comunidades.

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